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Mostrando las entradas de marzo, 2014

La mujer del diablo

Alzó la voz y se dio cuenta que no era cierto,  que no le creía, se vio en los ojos de su mujer que empezaban a llorar de decepción y un nudo le apretó la garganta acallándolo. Trataba de justificarse en vano, ella no compartía sus palabras ni su pensar. -Esque, con un arma me siento poderoso -dijo aclarando su inestable voz-, juego a ser el diablo, a ser Dios, soy quien manda.  Y cuando levanto el cañón a punto de escupir fuego, me gusta ver el miedo de la gente,  el miedo que les obliga a obedecer. ¡Y el que no me obedece,  se va pa´ abajo, allí soy el diablo!  Nada me gusta más que volver a la casa con dinero y con poder, el poder del miedo... Su mujer en llanto  dejo de escucharlo, veía sus labios moverse pero ella solo escuchaba su voz interior, y su voz empezó a hablar de muerte y de escape.  Llena de remordimiento, por ser la mujer del diablo, lo vio poner la pistola en la mesa e ir a la cocina por otra cerveza. Al volverse el diablo, su mano soltó la botella  la c