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Mostrando las entradas de junio, 2017

El niño del cañaveral

Al final del cañaveral divisó un niño, al aproximarse notó que éste lloraba. La bruma matutina del valle, intermitentemente escondía siluetas vegetales, de los primeros rayos solares. -¿Por qué llorás?- le interrogó. -Es que no puedo ser quien quiero ser, nadie quiere que haga lo que me gusta, ni que me olvide de las cosas que me parecen menos interesantes, me gusta observarlo todo, dibujar cosas que no existen,  pero me obligan a aprender cosas aburridas, cosas que no me interesan… Quiero ser inventor. -Nunca dejés de observar, nunca dejés de hacer lo que querés, que nadie te obligue a dejar tus ilusiones, debés seguir tus sueños, hacer lo que te gusta… Es curioso, yo también quería ser inventor. El niño lloraba ahora más fuerte, y sin decir otra palabra corrió hacia el cañaveral, se internaba con velocidad entre los surcos de caña, llenos de hojas caídas y de insectos. Se preguntó hacia dónde iría, lo siguió, corría tras de él, y mientras más corría aquel parecía ganar más distancia