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Mostrando las entradas de noviembre, 2021

Se le subió el muerto a la moto

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Ya pasadas las doce, salió Victor del centro de Salamá, trabajaba de mesero en un restaurante, rodeaba por el parque, hacía una mueca de medio santiguarse frente a la iglesia y jalaba el acelerador mientras veía uno que otro transeúnte por los alrededores. En medio del manto de la noche veía los puentes La Libertad y El de Tablas, más adelante, en su camino aparecía la Escuela Federal, llena de recuerdos de infancia. Así iba dejando atrás el pueblo, rasgando las sombras del paisaje nocturno, con la luz del farol de su vehículo. Ya por el puente Salamá, pasó por el punto más sombrío,  cerca de un gran  árbol de amate, estaba oscuro a más no poder, como cualquier noche sin luna, y los árboles con su fronda, teñían aún mas el suelo de penumbra con las sombras de sus copas. Entrando al puente estaba, cuando sintió como si alguien más viajara en la moto, sin que los amortiguadores se comprimieran o la máquina disminuyera ni levemente la velocidad  de la marcha, sintió frío en la espalda, y

Al Güicho se le apareció la Llorona en el Orotapa.

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Como era viernes y el cuerpo de Güicho lo sabía... salió del chance con rumbo automático hacia el punto de reunión de todos los viernes, ya no era soltero pero las costumbres no se dejan de un día pa otro, así que iba pensando, que es mejor pedir perdón que permiso, a la mujer seguro se le pasaba el enojo de la noche a la mañana. Como todos los amigos eran algo coches pal guaro, después de doce rondas, diez platos de nachos y dos de chicharrones, se fue en la parrilla como tercer ocupante de la moto del Carechucho, que aunque imprudente y loco pa la manejada seguía vivo después de varios accidentes por andar bolo y en moto (pésima combinación), pero como fuera, le dio jalón pa la casa y allá iban, ya bien alegres, soltando los eructos del mix de nachos, chicharrones y guaro. Como el Carechucho iba algo preciso, lo dejó en la bajada del colegio, justo a cien metros del riachuelo, que como era invierno tenía un poquito de corriente y una que otra poza con ranas, pupos y tepocates. El Güi