Un monstruo gordo y feo
El
niño llegó llorando de vuelta a casa y el padre interrumpió sus sollozos para
preguntarle…
-¡Otra
vez! -contestó el niño-, un monstruo gordo y feo, se ha parado en el medio del
camino, nos ha quitado los libros, nos ha puesto su peor cara y todos
hemos corrido de vuelta a casa.
-Ya,
deja de llorar, ya se irá.
El
niño se consoló con las palabras de su padre y se sentó a esperar cuatro años a
que aquel monstruo gordo y feo se fuera.
Pasados
cuatro años llegó llorando de nuevo… en el camino había otro monstruo gordo y
feo dispuesto a quitarles los libros y poner su peor cara justo como había
hecho el anterior.
Ya -le dijo el padre-, ya se irá…
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