La araña

A una araña, que habitaba en un rosal plantado dentro de una maceta, como un pequeño hábitat verde y frondoso, le parecía esto, un gran dominio; y juzgaba todo acorde a su percepción del mismo.

Un día,  llevada por el viento, voló lejos, suspendida por el levitar electrostático de sus hilos de seda. Así, llegó  por casualidad a una arboleda; maravillada por la abundancia de otras especies vegetales y las dimensiones de los espacios extraños, estimó entonces a su antiguo mundo como pequeño, como pequeñas le parecieron las ideas que del mismo provenían; que hasta ese entonces eran para ella verdades absolutas. Allí, frente a la inmensidad novedosa, dejó caer sus viejas convicciones, abrió ampliamente los ojos y de igual manera dispuso su mente, para dar cabida a la nueva realidad. 

Se sintió pequeña ante un escenario de tales dimensiones y el cambio le llevó a  especular sobre un panorama todavía más grande, mucho mas que su vieja maceta, más grande incluso que el  bosque aquel. Pensó entonces en las posibilidades, atónita, comprendió que lo que un día creyó, perdía valor y sentido y sobresaltada resolvió que debía considerar que pudiese ahora estar de paso,  y que su mente necesitaría lugar para cosas más grandes aún, porque el horizonte escondido por la fronda de los árboles, podría a la vez ocultar un gigantesco paisaje ligado a situaciones distintas, ideas novedosas, desconocidas y enormes...


Glin Oliva 




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