La felicidad no existe...¡constrúyela!

Mientras dormía, a un hombre se le confrontó con la idea de que la felicidad no existe. Por lo menos no, como muchos la imaginamos. En contraparte, estaba la posibilidad de que la misma pueda ser alcanzada, a diferencia de ser algo espontáneo; perfilándose más como una construcción consciente de situaciones. Que, contendía a la fantasiosa idea de ser feliz, sin contemplar protagonismo alguno. Según su interlocutor, verla como una construcción, abre la posibilidad de que esta pueda ser experimentada de manera más frecuente; y que ser feliz  es posible a capricho. 

Durante aquel sueño, interactuó, con una aparición onírica, que intentaba reemplazar, la idea antigua de la felicidad basada en el azar, con el producto de eventos y condiciones  generadoras de bienestar; que atendidas, nos posibilitarán gozar el resultado de nuestras acciones. En el sueño, se visualizó sentado en un paisaje extraño, con luz tenue y plantas de aspecto diferente a las de su entorno habitual, por un instante, incluso, tuvo la sensación de que estuviese en otro planeta, ya que su acompañante, al hablarle, emitía ráfagas sonoras que eran irreconocibles, las cuales a la vez, llenaban su mente con ideas completas de manera pronta.  frente a él estaba aquel extraño ser humanoide, de boca pequeña, dentadura apenas visible, orejas a ras de piel, brazos lánguidos y baja estatura. Su vestimenta, era como un conjunto deportivo amoldado a su delgada silueta. Durante un breve tiempo, le transmitió sus ideas, y de pronto, sus construcciones conceptuales rivalizaban con las de este ser. Finalmente despertó con una serie de conceptos que quiso anotar de inmediato, para observarlos con detenimiento, sin perder detalle de las nuevas ideas en su mente y asegurarse de tenerlas presentes para compartirlas con otros.

Había sido solo un sueño vívido, pero los conceptos y la articulación de estos, resultaban cautivadores, ya que ofrecían un panorama distinto. Cuando terminó de anotar las ideas reveladas en aquel sueño, se encontró con una maraña de datos que debía investigar a fondo; sobre sensaciones y química cerebral, (fríos contendientes de la felicidad mágica), y a partir de entonces, aquellas sensaciones, serían consideradas, momentos de bienestarLa felicidad según el visitante, es un grupo de sensaciones, en estrecha relación con situaciones y estímulos; que posibilitan ser feliz con solo quererlo; No es un regalo divino o un hecho tan fortuito como se pudiera pensar. Debe considerarse, que para ser feliz se debe participar activamente en el proceso. Bajo esa fría lógica, se puede ser tan feliz como se desee. Debe imaginarse como una meta. La felicidad, puede ser dominada a placer por nosotros, dependiendo que tan felices queramos ser, y de que dicho deseo de felicidad, nos mueva con la fuerza equiparable para alcanzarla en tales proporciones y frecuencia. Ello, no convierte a la felicidad en algo vano, ya que esta, involucra a seres amados, metas, desempeño, realización y roles. Si bien, la percepción es distinta, la comprensión de lo que genera los momentos de bienestar, puede otorgarnos el poder, de manejar eventos y situaciones que produzcan felicidad a demanda. 

Sintió como si alguien le entregase la llave de la felicidad; pensó que sería bueno compartirla. Le sería necesario entonces, formular un esquema, relacionando estímulos, emociones, química cerebral y sensaciones, así como considerar, que el esfuerzo esta implicado, tanto como un estado emocional positivo hacia la felicidad momentánea. Consideró además que quizá aquella clave, pudiese ser conocida ya por otros, o que la misma hubiese sido revelada de manera previa o simultánea a alguien más, pero seguramente las conjeturas, serían distintas dado el enfoque individual de quienes pudiesen compartir el secreto; no debía perder de vista que aquello era el producto de un sueño. Escudriñando en una maraña de datos científicos, encontró múltiples teorías químicas, que llevaban la felicidad, hacia un plano muy parecido a las ideas del personaje de su sueño. Según el resultado de su búsqueda documental, la felicidad además de ser momentánea,  es producto de situaciones externas e internas, que desencadenan la producción de sustancias por nuestro cerebro, llevándonos a experimentar sensaciones diversas y adictivas.

Dedujo que, el ser humano, ha confundido por mucho tiempo la felicidad, y ha evitado prestar atención a las situaciones que la propician. ello. visto de manera objetiva, puede resultar en conocimiento útil hacia la obtención de la llave de la felicidad, una llave que otorgaría a cada uno la posibilidad de dominarle, sería una felicidad domesticada a merced nuestra; relacionar la felicidad con una secuencia premeditada de eventos, hace que parte de la magia se esfume y nubarrones de negación aparezcan de repente, nuestra holgazanería prefiere creer en la magia, en regalos de la vida, recompensas al merecimiento por ser buena persona u otras cosas de origen celestial. Introdujo en el buscador electrónico los términos  “Química cerebral de la felicidad” y se desplegó un sinnúmero de documentos, sobre la dopamina, endorfinas, serotonina y oxitocina, todas ellas sustancias de la química cerebral, ligadas previamente por científicos, a que fuese así de simple, una secuencia:  Situaciones, estímulos, químicos y sensación de bienestar... ¡Eureka, la felicidad en persona!, bajo conceptos manejables de manera objetiva; Tal y como lo planteara el visitante nocturno. 

Los elementos estaban dispersos  bajo un enfoque reflexivo. La ciencia escondía la llave de la felicidad desde hacía mucho, no era tan nuevo como pudiese pensar, pero la perspectiva no permitiría que la gente lo asimilara rápidamente, porque algo así, no sería jamás comparable con la mágica imagen de la felicidad fortuita, nadie podría relacionar ambas cosas así como así. Su tarea, al parecer, consistía en unir los puntos bajo el esbozo del extraño ser, para que las personas supieran como era el asunto de ser feliz, y que la felicidad era posible de manera más frecuente, sin sentarse a esperar lo que podía ser construido. Al considerar aquellas ideas previamente formuladas como ciertas, nacía la responsabilidad de construir cada uno su propia felicidad, sin darle protagonismo solo a la fortuna.

Necesitaba un medio para compartir sus ideas, trasladarlas a la gente de manera eficiente, quizá un video, a lo mejor una pista de audio… Se decidió por iniciar una serie de conferencias, a la cual llamó Entrega de llaves de la felicidad, cada uno de los asistentes recibiría una llave. Él, iría por el mundo dictando conferencias y repartiendo llaves, pero en realidad lo que entregaría, sería una fórmula para alcanzarla. Le era necesario redactar un discurso que, regalara a la multitud una experiencia mágica, pudiendo a la vez, asociar la responsabilidad que involucraba ser feliz, para que cada uno ganara el coraje, de tomar en sus manos su posibilidad de ser feliz, sin sentarse a esperarla, sin dejar en las manos del universo su destino. Había establecido en su pensamiento, que la felicidad es producto de la química cerebral, la cual está ligada a situaciones y actividades, que gestionadas pueden propiciar momentos de felicidad de manera casi constante. 

Algunos días previos al evento piloto, se difundió un formulario electrónico de registro, en el cual algunas preguntas tenían la función de canalizar información, que llevara a una combinación, que arrojara a manera de algoritmo, piezas movibles de un rompecabezas, capaz de ser armado de muchas maneras, cuyo producto, fuera útil para todos sin importar las combinaciones, una llave maestra. El resultado fue desalentador, no existía la posibilidad de una combinación universal... Las personas eran felices por cosas distintas, siendo además, diversos los factores involucrados. Y aún así, sin importar cuan diversas furan las causas de la felicidad individual, la química cerebral actuaría, los motivadores podrían ser distintos, pero las hormonas harían su labor de manera similar. 

Notó que usualmente, lo que la gente consideraba como felicidad, estaba ligado a momentos de bonanza económica, momentos de emotividad con seres amados, instantes de éxito y plenitud. La llave de la felicidad no encajaba en el picaporte de la mayoría, los datos facilitados por los asistentes al evento de revelación, iban casi en su totalidad hacia distintos caminos o porqués, no encajaban de lleno en la analogía de llave maestra.  Un buen número en la audiencia, había enumerado razones materiales, y otro, enfocaba su felicidad en el lado sentimental, ambos grupos apuntaban hacia caminos distantes según su valoración. Lo que él creía la llave de la felicidad, era su llave, pero no aportaría los mismos resultados para la mayoría. Sin embargo, dadas las disparidades entre las personas, los químicos producirían sensaciones semejantes en escenarios distintos. 

El día de la conferencia inicial, le oyeron pronunciar el siguiente discurso: “La felicidad no existe, por lo menos no como la idealizamos , no hay además, una llave que abra las puertas de la dicha para todos de manera uniforme, lo que han escrito en su forma de registro, es lo que cada uno considera le hará dichoso, y son las respuestas tan diversas, como diversos son nuestros conceptos. Existe una fría verdad que debe reemplazar a la magia de la felicidad fortuita; nuestra felicidad se presenta en una secuencia: Situaciones, estímulos, químicos, sensaciones.  Las situaciones, son gestionables, como lo son las emociones, ello, desencadena en nuestro cerebro una serie de estímulos, y este en respuesta segrega químicos, que nos llevan a experimentar sensaciones, interpretadas usualmente como felicidad, que no es otra cosa que sensaciones de bienestar, por lo tanto, nuestro trabajo consiste en enfocarnos en propiciar esas situaciones, que nos emocionen de tal manera, que den como resultado sensaciones placenteras y nos hagan sentir plenos. Una ecuación sencilla, pero difícil de completar, ya que un factor ausente, dará un resultado incompleto, la magia de la felicidad es una ilusión. 

Dicho esto, la multitud inició un murmullo caótico, moviendo a la vez la cabeza repetidas veces en señal de negación. El desencanto se propagó entre la multitud, que había llegado para escuchar al parecer frases cursis y optimistas, que fueran la revelación de un regalo de sabiduría celestial. La frialdad de aquellas afirmaciones, cortó como cuchillo, las ilusiones infundadas de los asistentes, quienes por decenas iniciaron el abandono de la sala de conferencias, profiriendo a gritos, afirmaciones como: ¡Es un fraude!, ¡Que charlatán!, ¡Es un embustero!... A unos pocos, sin embargo, había logrado transmitir la idea base con aceptación. A su discurso, le había hecho falta más de esa mística a la que las personas están acostumbradas.



Glin Oliva


-Versión audible-











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