Cierto es

Cierto es, que sus doradas estrellas deslumbran a muchos, y que en solemnes ceremonias sus insignias son parte del traje de héroe; Y que sus hijos rezan con orgullo sus méritos, grado y rango; con las mejillas infladas pronuncian con énfasis su importancia y sus virtudes de combate. Cierto es, que ciegamente, muchos le alzan la mano en subalterno  saludo con un respeto de origen desconocido.
Cierto es, que los montes avergonzados, sorbieron la sangre de inocentes desarmados, que, las lomas y cerros cubiertos de verdes invernales, tienen semidigeridos en sus prominentes panzas, los huesos de niños, de mujeres y hombres, que en el luto de la noche vieron los fogonazos y escucharon la pólvora gritar ¡¡Muerte, muerte, muerte!!.
Cierto es, que Las huellas de botas se han ido borrando y los testimonios, convertidos en literatura aguardan por los ojos lectores, por las mentes sedientas de memorias y verdades, cierto es, que acá, muchos le apuestan al olvido, sin saber que olvidar les condena a la reincidencia, sin saber que las víctimas son ellos, y que lamer la mano del verdugo no es sinónimo de perdón ni armonía, y que a éste, la indulgencia no le resta poder, sino lo acrecienta.

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