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Diez relatos breves Leer más publicaciones en Calaméo
"Desde aquí" versión en audio, parte del libro "Diez relatos breves" por Chenier Oliva. La banda Sonora: Marimba Chapinlandia - Cuando llora un indio.

San Miguel De Los Desamparados

_Allá estaba tirado muchá, le dieron tres plomazos. De Evaristo Ixcol muchos saben mucho, o por lo menos dicen mucho, y no necesitó más que morirse para que de sus virtudes hablara cuanta gente chismosa dijo conocerlo, o haberlo conocido. Mal acostumbrados a tanto muerto, no hablan solo de quien, sino de cuantos, y cuando un muerto aparece en el pueblo, la gente habla cuanto se habla de un tema hasta agotarlo, se inventan situaciones, se mencionan a supuestos, se refieren datos, todos reclaman el protagonismo que da conocer ciertos detalles, sean estos ciertos o no. Cuando llegué a su casa en la noche, pasadas las nueve, la oscurana ennegrecía aún más las paredes tiznadas de la tortillería, una casita de una habitación atestada de curiosos más que de dolientes. Al acercarme se escuchaban los rezos ganando fuerza y se acrecentaba gradualmente el sentir fúnebre de los familiares y allegados. Los indiscretos datos extraoficiales eran dichos por aquellos que carecen de tacto. Pe

Desde aquí

-Hace mucho que vivo aquí.  Desde aquí se ve la casa del alcalde, desde aquí se ve la casa de mi jefe y la del jefe de mi jefe.  Desde aquí, se ve la pista de aterrizaje donde aterriza el dueño de la plantación. El casi no viene por acá. Para eso está mi jefe y el jefe de mi jefe.  Que bonita se ven las telas de la plantación desde el cerro. Así las sueño yo, así se ven en mis fantasías cuando duermo. Sueño que son mías, sueño que las tierras no cuestan tanto como para no comprarlas, como para que no las sueñe. Allí viene pedrito, pobrecito, esta flaquito y panzón, ayer me dijo que quiere ir a la escuela, que Julito el hijo de la Nía Fidelina ya va, y que le dan atol, y que le enseñan a contar, y que le enseñan los colores. ¿Pa' que quiere Pedrito contar?, cuando sepa contar va saber que los quetzales que gana su padre son muy pocos, ¿y los colores pa' que?. Si ya le enseñé los colores del cerro, de las telas de la plantación, del tomate, del cielo y las nubes...  ¡Ya n

La mujer del diablo

Alzó la voz y se dio cuenta que no era cierto,  que no le creía, se vio en los ojos de su mujer que empezaban a llorar de decepción y un nudo le apretó la garganta acallándolo. Trataba de justificarse en vano, ella no compartía sus palabras ni su pensar. -Esque, con un arma me siento poderoso -dijo aclarando su inestable voz-, juego a ser el diablo, a ser Dios, soy quien manda.  Y cuando levanto el cañón a punto de escupir fuego, me gusta ver el miedo de la gente,  el miedo que les obliga a obedecer. ¡Y el que no me obedece,  se va pa´ abajo, allí soy el diablo!  Nada me gusta más que volver a la casa con dinero y con poder, el poder del miedo... Su mujer en llanto  dejo de escucharlo, veía sus labios moverse pero ella solo escuchaba su voz interior, y su voz empezó a hablar de muerte y de escape.  Llena de remordimiento, por ser la mujer del diablo, lo vio poner la pistola en la mesa e ir a la cocina por otra cerveza. Al volverse el diablo, su mano soltó la botella  la c

Un monstruo gordo y feo

El niño llegó llorando de vuelta a casa y el padre interrumpió sus sollozos para preguntarle… -¿Qué pasó? ¡Deberías estar en la escuela! -¡Otra vez! -contestó el niño-, un monstruo gordo y feo, se ha parado en el medio del camino, nos ha quitado los libros, nos ha puesto su peor cara y todos hemos corrido de vuelta a casa. -Ya, deja de llorar, ya se irá. El niño se consoló con las palabras de su padre y se sentó a esperar cuatro años a que aquel monstruo gordo y feo se fuera. Pasados cuatro años llegó llorando de nuevo… en el camino había otro monstruo gordo y feo dispuesto a quitarles los libros y poner su peor cara  justo como había hecho el anterior. Ya  -le dijo el padre-, ya se irá… Boshbol   2014©

La bola anti bullying

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[Un cuento sobre como lidiar con el acoso escolar] Cuando el más grande de los estudiantes grandes alcanzó sexto grado, habría de ser despojado de su tiranía. El timbre gritó el inicio de la jornada y un tropel de niños inundó los pasillos. Toro pasó frente al grupo de estudiantes que aguardaba a que los salones fueran abiertos. El pasillo estaba lleno de sonrisas, semblantes de resignación, peinados brillantes, bolsones nuevos y bolsones remendados, libros en las manos, zapatos nuevos y zapatos raspados, pantalones grises nuevos y pantalones grises gastados, voces, miradas de amistad y miradas curiosas. Finalmente Toro llegó al inicio de la fila y todos se empujaron en secuencia como piezas alineadas de dominó un espacio hacia atrás, ahora el primero de la cola era  Toro. La maestra alcanzó la puerta a las ocho con dos minutos, saludando y recibiendo una ola de buenosdías en respuesta. Justo después de ver a la maestra entrar al salón de clases, Toro dio un pisotón haci