Entradas

Cierto es

Cierto es, que sus doradas estrellas deslumbran a muchos, y que en solemnes ceremonias sus insignias son parte del traje de héroe; Y que sus hijos rezan con orgullo sus méritos, grado y rango; con las mejillas infladas pronuncian con énfasis su importancia y sus virtudes de combate. Cierto es, que ciegamente, muchos le alzan la mano en subalterno  saludo con un respeto de origen desconocido. Cierto es, que los montes avergonzados, sorbieron la sangre de inocentes desarmados, que, las lomas y cerros cubiertos de verdes invernales, tienen semidigeridos en sus prominentes panzas, los huesos de niños, de mujeres y hombres, que en el luto de la noche vieron los fogonazos y escucharon la pólvora gritar ¡¡Muerte, muerte, muerte!!. Cierto es, que Las huellas de botas se han ido borrando y los testimonios, convertidos en literatura aguardan por los ojos lectores, por las mentes sedientas de memorias y verdades, cierto es, que acá, muchos le apuestan al olvido, sin saber que olvidar les co

Un pescado que volvió a ser pez

Tras caer  a las frías aguas obtuvo una segunda oportunidad, mientras nadaba, volteó hacia arriba, frente a sus ojos una ondulante silueta se proponía preparar de nuevo la carnada, se alejaba y se desvanecía el ser que le pescara. Con la boca rasgada por el filo del anzuelo y sabor a sangre, abandonaba con prisa la escena. Se contaba ahora, entre los pocos que habían logrado escapar de un gancho de metal, entre los pocos que tras estar al borde de la asfixia, nadaban con una historia increíble en sus haberes, seguía nadando mientras escuchaba la casi diluida voz del pescador que recitaba: -Aún no ha llegado tu hora. Desde aquel afortunado episodio, se había vuelto más hábil, más ágil, más precavido. Nunca supo la diferencia exacta entre temer y ser precavido, su abuelo decía que el miedo es un gran aliado, que al experimentar el miedo nos fijamos límites y estamos alertas, que ser precavido tiene algo de miedo y algo de audacia, porque nos lleva a dominar la situación y prepararnos

El despertar

Imagen
Existió hace ya un tiempo, en un lugar entre sierras y bosques lluviosos, una hermandad oscura, de letras prohibidas, de notas macabras, de recetas para enceguecer, para atontar, para convertir humanos en zombis, de conjuros y pactos obscenamente mórbidos que convertían a los pobladores en poseídos, en carentes de voluntad, en ajenos a la realidad, en lunáticos paranoicos, en iletrados, en temerosos. Érase una banda de brujas, cuyos conjuros hechizaban las arcas del reino, los bosques verdes, las cuevas doradas, los lagos azules, los mercados, los campos y a los habitantes de aquel lugar. Allá, trascurrían los sombríos días uno tras otro, como repitiéndose cada uno de ellos sin mostrar variación alguna, casi podía decirse que no se vivían muchos días, sino que se vivían muchas veces el mismo.  La multitud había caído en un marasmo de desencanto y desinterés por las situaciones colectivas, querían cada cual ver solo el derecho de su nariz, era toda aquella desilusión y apatía, produc

Extorsionista

Imagen
De la garganta del Chagüite salió el Chalío, sobre el pedregal polvoso del callejón oía sus botas vaqueras resbalar, no podía correr más rápido.  Atrás,  a diez metros, el que le seguía puso su mano izquierda sobre su costado, le agarró aire del sobreesfuerzo, no estaba acostumbrado a correr y la ira le aceleró el corazón de más.  Era temprano, las luces ya estaban encendidas en los patios y le impregnaban algo de claridad a la penumbra en forma de serpiente que conectaba a La Joya con el Chagüite. Doña Magda, la vieja chismosa vitalicia del barrio, ahumaba desde su hamaca a la perica medio pelona y vieja con la fumarola de su chacuaco. Oyó la carrera, estiró el cuello, y seguido del cuetazo, vio como el perseguido se desplomó y aterrizó de bruces, sin un reflejo de vida. El tiro fue certero.  Pánico, lástima, terror, deseos de correr, de esconderse, de lanzarse sobre el asesino, todo agolpado en el pensamiento de Doña Magda, en eso reconoció al caído; recordó su cara,  de aquella
Diez relatos breves Leer más publicaciones en Calaméo
"Desde aquí" versión en audio, parte del libro "Diez relatos breves" por Chenier Oliva. La banda Sonora: Marimba Chapinlandia - Cuando llora un indio.

San Miguel De Los Desamparados

_Allá estaba tirado muchá, le dieron tres plomazos. De Evaristo Ixcol muchos saben mucho, o por lo menos dicen mucho, y no necesitó más que morirse para que de sus virtudes hablara cuanta gente chismosa dijo conocerlo, o haberlo conocido. Mal acostumbrados a tanto muerto, no hablan solo de quien, sino de cuantos, y cuando un muerto aparece en el pueblo, la gente habla cuanto se habla de un tema hasta agotarlo, se inventan situaciones, se mencionan a supuestos, se refieren datos, todos reclaman el protagonismo que da conocer ciertos detalles, sean estos ciertos o no. Cuando llegué a su casa en la noche, pasadas las nueve, la oscurana ennegrecía aún más las paredes tiznadas de la tortillería, una casita de una habitación atestada de curiosos más que de dolientes. Al acercarme se escuchaban los rezos ganando fuerza y se acrecentaba gradualmente el sentir fúnebre de los familiares y allegados. Los indiscretos datos extraoficiales eran dichos por aquellos que carecen de tacto. Pe