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Purgatorio, planeta Tierra

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El hallazgo A sus 65 años, jubilado, Raúl estaba incorporando a su vida un pasatiempo, así que se compró un detector de metales, radicaba en un complejo residencial en desarrollo, un terreno muy amplio, situado en las afueras de la ciudad, un espacio rural que con el tiempo habría de ser absorbido por la urbanización. La locación era un área boscosa, un bosque seco, poco tocado por la mano del hombre. Por las mañanas, se alejaba con sus perros y su detector; había durante un mes, colectado algunas monedas y objetos perdidos por los posibles compradores de lotes, llevados allí como clientes potenciales por los vendedores del proyecto inmobiliario. Pero ese día iba ser diferente.  El aparato se volvió ruidoso en señal de haber encontrado algo, Raúl se lanzó de inmediato hacia el lugar señalado por el dispositivo. Era un cilindro de metal cubierto  de óxido , aún así, su contenido estaba íntegro ; papeles enrollados uno sobre otro. El texto era enigmático. Horas más tarde, c olocó en el m

¡Mejor no hubieras estudiado nada...!

Recuerdo cuando te mandaron a estudiar a la capital, de cuando pocos iban de internados, eras la esperanza de tu familia, de brincar la escala convencional de siempre y destacar entre tu gente, tu papá  le contaba a todos, orgulloso de tus estudios, algunos le envidiaban, otros sin impresionarse tanto, igual le felicitaban por hacer el sacrificio de mandarte al pueblón.  Luego que llegaras de vuelta con diploma y todo, te dio por la política y después de aprender a escalar peldaños siendo un ejemplar achichincle, llegó tu nominación, y mareado por los vapores embriagantes del poder, empezaste tu vertiginosa caída en los drenajes del sistema. Hoy que fuimos a visitarte los amigos del barrio, llevábamos un entusiasmo de antaño, durante el recorrido hablamos de las hazañas de cuando éramos niños, pensamos ingenuamente que el antiguo vínculo de camaradería de aquel entonces te motivaría. Aquel nos va apoyar con eso de la liga deportiva, los patojos se pondrán contentos de que organicemo

El maleficio de la banda

     Llegó el candidato aparentando sencillez, sacudiendo de su chaqueta el polvo que levantó al aterrizar el helicóptero. Luego subió a la tarima y pronunció una ensarta de verdades, contrapuestas a muchas promesas.       Veía a la gente a los ojos, y ante su pobreza se identificaba, les tomaba de la mano, les abrazaba y vestía de inmediato los regalos de indumentaria que la gente le alcanzaba. No seré uno más, decía. Seré, si me lo permiten, uno de ustedes que luche hombro a hombro. Luego se fue; con el tiempo le colocaron la banda de autoridad. Y fue, como si esa maldita banda, tuviera en ella la ceguera de muchos, que antes que él la vistieron. Invadió su mente, una niebla de décadas que oscureció su poca razón y patriotismo.      Pero al mismo tiempo, gracias a la oscura magia de la banda presidencial, le llovían propuestas de negocios, iniciativas fructíferas, proyectos de primer mundo; la crema y nata de allá, le acogió en lo más íntimo de su círculo social. Y fue tornándose

La equis bajo sus zapatos

Al finalizar su alegato, armado de retórica legal, encontró sus argumentos y dicción sumamente loables, estaba en el inicio de una buena racha. El camino había sido largo, cientos de horas, marañas de tesis y discursos, artefactos de tinta y papel vehículos de ideas y soliloquios atrapados entre fibras vegetales.  En su mente, junto a las suyas, estaban las ideas de Aristóteles, Cicerón, Coke, Bentham, Beccaria, Couture, Enterría… y bajo esa tutela académica internacional de muchos textos,  generó,  durante días soleados o grises y noches repletas de sombras que atestiguaban sus jornadas de estudio,  juicios rutilantes  que emanaban a capricho con el rítmo de su elocuencia .  Ahora, parado frente al juez, escuchando el ruido de sus zapatos de piel en un mecer casi imperceptible, mientras su inseguridad se asfixiaba con la confirmación del éxito luego de ganar su primer juicio, sonrió, recordó los momentos a solas con aquellos libros que a manos llenas le ofrecieron conocimiento, el

El camino al progreso

Todos estaban fascinados, se asomaban a la orilla cuando les era posible, quería cada uno, ser testigo de la construcción de lo que según los discursos, era el camino por el cual llegaría el progreso. Se invirtió una suma enorme, se pospuso construir una escuela, se sacrificó de momento el centro de salud y los trabajos de drenaje que la gente reclamaba hacía tiempo.  Flavio el sastre, Zoila la costurera, Mario el agricultor y mucha gente más vino queriendo ser parte del acontecimiento. Cuando jóvenes, sus  papás les habían contado que un día llegaría,  también lo habían escuchado en la radio. En septiembre se inauguró, con bombos, platillos, cohetes de vara y una multitud que no cabía de contenta. El año siguiente, hubo que arreglarle el desagüe, el siguiente, se adicionaron fortificaciones para evitar derrumbes, el tercer año, se nivelaron varios tramos dañados por las copiosas lluvias y el uso, el cuarto año, se agregó un tramo nuevo. Los comerciantes, movían su mercancía más ráp

El brinco al Norte

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Tamaulipas está a miles de kilómetros de Guatemala, el viaje fue una combinación de un plan que funcionó y un puñado de buena suerte, quizá más suerte que otra cosa.  Habíamos pasado ya dos días esperando en una casa adentrada sobre un camino rural en alguna parte de Matamoros, secuestrados, aunque al inicio pensamos que nos reuniríamos con el grupo y que todo sería un viaje compartido, al llegar dejamos de ser viajeros y nos convertimos en rehenes con la obligación de pagar cinco mil dólares ($ 5,000) al otro lado de la frontera.     Los vecinos nos miraban con desagrado cada que nos asomábamos a la ventana, durante el día el calor era sofocante y en la madrugada el frío se colaba por toda la construcción. El coyote hablaba cada que podía sobre el viaje, se reunía en privado para convencer a cada uno de que viajar con dinero o joyas era peligroso, ofrecía además una balsa para los que no pudieran nadar, y a los que podían los asustaba con que el río estaba dragado, y que era insegur

México a lo largo

Decidí viajar, arriesgaríamos todo incluso la vida, con la esperanza de un futuro nuevo y oportunidades de las que solo se consiguen a miles de kilómetros. Ese día era la tercera reunión con doña Alba la coordinadora de viajes, estaba próxima la celebración de la Virgen de Guadalupe y para ese entonces si todo iba bien, estaríamos en el Distrito Federal. Nos pareció que la información dada  era suficiente para replicar el itinerario siguiendo una a una sus recomendaciones, pero solos, era más barato, el plan era más que suficiente, nos ahorraríamos $5,000 dólares.  Ya habíamos vendido todo, por la tarde nos entregarían la visa en la Embajada de México, no había sido fácil conseguir el visado.  Entramos temblando de frustración, finalmente nos dieron los pasaportes; la esperanza de que todo iba acorde al plan se mantenía a pesar de lo ocurrido, por la mañana habíamos sido estafados, los criminales ya figuraban en las noticias de la prensa, pagaban con cheques robados y al final,